Tuesday, March 31, 2015


R S I
(alrededor del seminario 22 de Lacan)


SEGUNDO APUNTE (escrito en un día de huelga de transportes)


DE NO MEDIAR LA HUELGA, ¿EL SEMINARIO 22 HUBIERA EMPEZADO EL 19/11/74?

Inicio de la reunión de aquel 19 de noviembre (paréntesis y subrayados son injerencias mías):

"Vean, hay algunas personas — lo sé porque me lo han dicho — que viven la huelga como la fiesta..." (1)

Antes de continuar con este pasaje, propongo ubicar este otro pasaje del seminario de Lacan, de 13 años antes...


DAR LO QUE SE TIENE ES LA FIESTA, NO ES EL AMOR

En su seminario del 7/6/61 ("La transferencia en..."), recordando el mito platónico en el que es embarazada Penia ("la miseria" la traduce en este pasaje Lacan, en otro momentos "la que no tiene") por Poros ("el que tiene", "el rico"), Lacan decía:

" Y en efecto, dar lo que se tiene es la fiesta, no es el amor (recordar que para éste reservaba la fórmula de que "amar es dar lo que no se tiene"). De ahí — los llevo un poquito rápido, pero verán que vol­ve­re­mos a caer sobre nuestros pies — de ahí que para el rico — eso existe, e incluso, se piensa en ello — amar necesita siempre rehusar"

Y a partir de este pasaje desarrollaría una trama que sintetizo así: el rico puede dar fiestas pero no dar su falta, puede dar aquello que puede medir, que puede organizar, y en ese mismo paso rehusa (versagung): se instala en la impotencia... que es un modo de poder no poder ("se puede tener una medida de lo que hay que dar en el amor... lástima yo, que soy medio pelotudo y no lo logro")

VOLVAMOS A "LA HUELGA"

Ahora sí, dejemos correr todo ese pasaje inicial de aquel seminario de noviembre del 74:

"Vean, hay algunas personas — lo sé porque me lo han dicho — que viven la huelga como la fiesta. Lo sé, por supuesto, por medio del análisis. ¡Se saben algunas cosas por medio del análisis!. Se sabe incluso que hay personas bastante torcidas para eso (las equivocidades de Lacan: ¿torcidas para la huelga o para el análisis?... Solución de compromiso: ¿estar torcido en el análisis es estar en huelga?... Donde estar torcido sería entonces hablar organizado, dar lo que se tiene). Pero, en fin, ¿por qué no?. Es subjetivo, como se dice. Eso quiere decir que hay personas que pueden tomar muchas cosas por el extremo correcto (seguimos con la equivocidad, ¿cuál es el extremo correcto de qué cosas, Lacan??... un modo posible de leerlo: el discurso psicoanalítico como aquél que toma las cosas por "su extremo incorrecto", como el reverso del discurso amo que es aquél que apunta a que el mundo funcione). No obstante, yo no estoy en ese borde (entre la huelga y la fiesta); como analista, no puedo tener la huelga más que por un síntoma (en el discurso analítico "huelga" no se puede tener...más que como síntoma... pero ahora va a especificar cuál es el estatuto de esto que se pretende tener...), en el sentido en que quizá este año llegaré a convencerlos de que el síntoma es, para referirse a una de mis tres categorías, es de lo real. Lo molesto — y es en eso que yo hago mis reservas — es que es un síntoma organizado; es eso lo que es malo, al menos desde el punto de vista del analista"

DEL SÍNTOMA ORGANIZADO AL SÍNTOMA FORMALIZADO

Lacan allí no está hablando como ciudadano. No está opinando sobre "la huelga". Está tomando "huelga" en relación al decir de un paciente y problematizando en qué discurso está articulada. Luego: cuando lo que no anda se presenta de un modo organizado ... eso no es analizable. ¿Por qué?. 

Por esto:

Imaginemos que una persona llega a consultar y dice "vengo a verlo porque hace tiempo que cada vez que estoy por salir de casa no puedo hacerlo hasta no asegurarme cuatro veces si cerré la llave de gas...¡Cuatro veces!, ¡ni cinco ni tres: cuatro!". Por ahora eso se articula en un discurso que al mismo tiempo en que manifiesta lo que no anda, sostiene que se tiene la medida de cómo deberían funcionar las cosas (está en el horizonte lo que suele llamarse: discurso amo, ése que se soporta en que "la cosa ande"). A tal punto que cuando el analista le pregunta: "entiendo, ¿pero cuál es tu problema con esto de la llave de gas?", la respuesta es: "¡¿cómo que cuál es mi problema?!!, ¡es obvio cuál es el problema!".

Eso se llama un "síntoma organizado". Que es una manera de nombrar lo que no es un síntoma analítico. Será necesario que diciendo sobre eso o sobre cualquier otra cosa, el decir padezca de un descentramiento (vieja fórmula de Lacan... en vieja no leer "primerísimo Lacan"...), padezca de una opacidad que evidencia que no hace unidad con lo que se dice. Recién allí podremos ubicar "algo par analizar". Lo que suele llamarse "entrada en análisis"...

En el final de este pasaje de apertura Lacan anuncia que con el seminario del año por iniciar intentará hacer ver que este síntoma analítico "es de lo real" (2). Lo cual pone en el horizonte una indagación respecto de cómo abordar ya no al síntoma organizado, sino al síntoma analítico, al síntoma formalizado por el tratamiento del decir en transferencia.

Lic Guillermo Cabado



(1) Los textos de los dos seminarios aquí citados fueron establecidos por Ricardo Rodríguez Ponte

(2) En esta reunión del 16/11/74 Lacan anuncia otros dos ítems que se propone desarrollar en el seminario: hacer más que escribir el discurso analítico y tomar las cosas "por el extremo de la identidad de sí a sí".
Esta última es una referencia que reaparecerá en la reunión del 21/1/75 de este seminario "RSI" y en "La tercera" (texto también de 1975). En el establecimiento de esta última encontré un problema que parece central para esta expresión: hay versiones que lo establecen como "identidad de sí a sí" (http://www.valas.fr/IMG/pdf/jlacan_la_tercera.pdf) y otras que lo establecen como "identidad de sí mismo a sí mismo" (http://www.edipica.com.ar/archivos/jorge/psicoanalisis/lacan6.pdf) ... lo cual no es lo mismo. Para nada lo mismo...


Saturday, March 21, 2015


9- Nozarashi

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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 9
 *


Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte, 
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)


CAPÍTULO 9

- ¿Cómo se llamaba tu pescado? 


 Durante esas tres horas me había sentido incómodo y el tono de su pregunta me decidió a pedir la cuenta. Sebas es la única persona a la que le conté detalles de mi búsqueda. Ni siquiera a mi analista se lo confié; pero un analista no cuenta como persona. 

- Roberto 

- ¿Por qué no le pusiste Viernes? - remató

Me tuvo que explicar el chiste: yo era Robinson Crusoe.

Tan pronto salí del café regresé a lo que abandonara hace ya un mes y medio. Pero una vez más Celina no atendió su celular. A su casa no estoy dispuesto a llamar otra vez. Lo hice el día en que me encontré con su nota y sin el pez. Mientras su madre me volvía a gritar barbaridades, yo pensaba "Ana es Celina en persona". Que si no es gen, será identificación: el mismo registro de voz, el mismo color, el mismo martilleo de oclusivas. Ana, la madre, sigue sin perdonarme aquella mañana de internet.




* * *


Me gustaba adivinar el rostro de Celina mirándole la pasión de los dedos sobre el teclado de la computadora. Podía pasarse horas "accionando" en Facebook.

Aquel día ella no había dado clases en el IUNA y yo estaba con parte de enfermo en mi trabajo de la escuela. 


Era cerca del mediodía cuando sentí ese fastidio que me ganaba cada vez que comenzaba a enredar sus piernas en la silla y en la web. Pero su pelo negro sobre esa remera breve. Y el modo en que su orilla tocaba el agua inicial de sus nalgas. Ahora a la distancia me pregunto cuál sería el mérito de esos enojos míos, insistentes, como para no dejarme ver lo sencillo que era desenredarla y torcer su corriente celina hasta la cama. De hecho fue así de simple hacerla abandonar el teclado y el living.

Pero ya entregada a nuestra misa caníbal, le pedí un instante. 
Dejé el cuarto. 
Fui hasta la computadora.
Su muro estaba abierto.

Escribí mi mensaje para los 2352 (x 2) ojos de sus amigos en red.



Y volví a la cama con ella. 


Clic en el botón de play)
En la radio sonaba un tango electrónico que por lo que sucedió después ya no voy a olvidar.










(Para leer el capítulo 10, clic aquí)


Guillermo Cabado


.

La primera de las imágenes es un fotograma del film de Kenji Mizoguchi,
 "Utamaro y sus cinco mujeres", inspirado en Utamaro Kitagawa, 
quien fuera acaso el principal referente del shunga ( 春画, "shunga": "imágenes de primavera") 
género de la pintura ukiyo-e
posiblemente también sea el progenitor del hentai, género "pornográfico" dentro del manga contemporáneo.

La otra imagen corresponde a la mirada sobre el shunga del artista norteamiericano Bob Kessel.

El tango es "Perfume" de Bajo Fondo Tango Club,
con la voz invitada de Adriana Varela.





10 - Nozarashi


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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 10 *





Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte, 
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)



(RESUMEN DE LO ANTERIOR: 
él sigue sin dar con la pista que lo oriente con el paradero de su pez, Roberto 
Y con la psicología de su novia.
Su ex novia.
En esa deriva recuerda un impulso de cierta vez
 en que se le ocurrió entrometerse en el muro de
Facebook de ella

para informar al mundo que se la acababa de llevar a la cama...)



CAPÍTULO 10


2352 x 2, sin mediar accidentes, da 4704 ojos amigos de mi novia en Facebook, entre ellos los dos de su madre.

Fue un impulso y arruinó el perfume que flotaba aún pasada la mañana.
Celina no se enteró hasta varias horas después:

"Disculpen,
en un rato les devuelvo a su Celina.
Me la estoy comiendo por proa
y por babor,
y por popa (¡!)
y estribor.

El novio".

Cuando regresé al cuarto (... aún sigo creyendo que el problema fue esa suerte de insectos de admiración que tipeé después de "popa"...) en la radio sonaba el tango de Bajo Fondo. Entre los acordes electrónicos emergía, intermitente, la voz antigua de Borges diciendo unos versos.

Ahora mismo sucede aquel momento infinito. La boca de ella plegada al fraseo del poeta, susurrando:

"no volverá tu voz a lo que el persa dijo en su lengua de aves y de rosas...".

Ahora mismo, en esta piel que se aprieta. 

Lo llevo escrito en el cuerpo con un trazo que no es más que pura borradura. 

Me digo que no era para tanto lo que escribiera en su muro. 

Pero eso no ahuyenta la angustia



O si era, lo que era no era algo que yo. 

Ya sé que no se entiende.

De hecho así se lo conté al día siguiente a mi analista empujado por el temor de haberla perdido para siempre. Él no me dijo nada, pero cuando callé me preguntó en qué me había detenido. Fui franco:

- Me gustaría saber qué pensás

- El poema de Borges se llama "Límites"... - suspiró - ¿Nos vemos la próxima?".

Cuando se lo conté a Sebastián meneó la cabeza: 

- ¿Y para eso le pagás?



Celina tardó un mes en volver a hablarme. Jamás quiso decirme qué, de todo aquello, fue lo que tanto le molestó. Cenamos. Le conté esa sesión de análisis y también la charla con Sebas. Ella me miró un rato sin decir nada. Como yo quería hacer buena letra, esperé sin decir nada. Ahora pienso que lo que tenía que discutir ya lo habría discutido sin mí. 

Al fin se levantó y se acercó a la pecera. Se inclinó detrás de las algas y me confió:

Me está apareciendo una imagen para el ensayo de mañana: "ella pintaba en su lengua de peces y cerezos"e
nseguida asomó su cara de niña sobre el borde del acuario con su primer sonrisa en tanto tiempo 

Ahí está otra vez Ce; la insistencia de su letra en mi modo de hacer agua. Ya no necesitaba discutir conmigo para ponerse de acuerdo con ella. Pero yo no me había dado cuenta de eso. 

Al rato se fue.




Tuvieron que pasar aún muchos días antes de que aceptara volver conmigo. Para cuando eso sucedió, ella tenía un regalo preparado: un libro de Francois Cheng, el maestro chino de Lacan, que desde entonces aún no tuve tiempo de leer.

Mientras miro la pecera sin Roberto caigo en la cuenta: ¡¡el libro de Cheng!!.

Ahí vamos. 


Aún otra vez.











(Para leer el capítulo 11 clic aquí)

Guillermo Cabado



El video y las imágenes de obra de este capítulo pertenecen a
la artista japonesa Akino
Kondoh (clic aquí) .


El tango de Bajo Fondo Tango Club, "Perfume", puede escucharse en el capítulo anterior

El poema "Límites" puede escucharse en la voz de Jorge Luis Borges en http://www.youtube.com/watch?v=gf3chlVK7w0




11 - Nozarashi
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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 11 *





Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte, 
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)

(RESUMEN DE LO ANTERIOR: 
luego de recordar aquella separación momentánea
de Celina, él evoca la reconciliación,
la enigmática frase de su novia 
("ella pintaba en su lengua de peces y cerezos")
y el regalo que por entonces Celina le hiciera:
un libro de Francois Cheng,
maestro chino de Lacan.
Y un detalle que pasó a ser su nueva esperanza:
hasta ahora nunca lo había abierto)


CAPÍTULO 11


No había regresado al jardín japonés desde el domingo del kiyome. Aquella tarde filmaba la ceremonia de la purificación cuando un ave entró de repente en cuadro agitándose en el lago, más allá de la pila de los inciensos. 

A través de la lente le vi hundir su pico en el agua, arrancar un pez. Luego hacer pie en la que llaman la isla de los dioses y tesoros. Tensar el cuello hacia el cielo y engullirse a su víctima de escamas grises, tan diferentes al fuego rojizo de Roberto. 


Supongo que era una grulla. Me espanté de mi fascinación.




Esta mañana al despertar lo primero que vieron mis ojos fueron los dobleces en la hoja del libro de Francois Cheng que leía antes de quedarme dormido y que traje ahora a cuestas al jardín japonés.

Frente al espejo del baño reconocí en unas marcas en mi mejilla enrojecida las arrugas del papel. Me lavé los dientes para sacarme de la boca el regusto del sueño que empiezo a recordar. En él una campana, igual a la de este jardín, se mecía lenta. Tenía la misma frase grabada en el metal pero con un error ortográfico: "pas mundial".


(A propósito... no volví a cruzarme por aquí con aquel hombre del campanario). 


Anoche me sorprendió descubrir que no recordaba que en algún momento yo ya había empezado a leer ese libro que me regalara Celina. Y no sólo eso, sino que había rastros de mi puño y letra en el margen, justo en el punto en el que Cheng habla del valor del pincel en la pintura china: 



"la sombra de mi sombrero danza y tiembla sobre las flores del Hai tang".





Por esa huella reconstruyo, invento ahora mis pasos de entonces: me estaba refiriendo a la traducción de unos ideogramas que Lacan llevara a su seminario el 6 de diciembre de 1961. Seguramente al llegar a ese pasaje del libro habré abandonado a Cheng para irme a la edición del seminario. Aquel día de diciembre, por cierto, no fue una clase más en la enseñanza de Lacan.













(Para leer el capítulo 12, clic aquí)

Guillermo Cabado



Las obras pertenecen a Hasui Kawase, muerto en 1957.

El tema musical se titula "Flor del cerezo" y pertenece a Jia Peng Fang 


El libro al que se alude de Francois Cheng, maestro chino de Lacan, es "Vacío y plenitud".





.
12 - Nozarashi
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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 12 *



Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte, 
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)


CAPÍTULO 12


- ¿Lo puedo ayudar, señor?


Demasiado tiempo mirando el loto en el piletón del vivero, pensé. 

- No

Le agradecí a la encargada, una japonesa de una discreción que no le impidió fisgonear el libro de Cheng que viera en mi mano. Después vine hacia aquí, atravesando el damero negro y blanco que está junto a la casa de té.



Acodado sobre el puente curvo al que llaman taiko bashi contemplo las tres arrugas persistentes en el papel del libro. Son la ceniza de una foto desvanecida. 

Huellas.

En ese libro que fue almohada debió pisar mi sueño y la noche y el mundo que sucede cuando uno no está.

Tres leves borraduras.

Pero al rozarlas, con la yema de los dedos o con la punta de mis ojos, no sé, sucede esto. U
n infraleve erótico, serpenteante, largo como todo mi espinazo, me eriza las uñas y la punta de la lengua.



Salgo apresurado del puente color shu disimulando el tumulto de mi entrepierna.  A contracorriente la gente cruza en dirección a la isla de los dioses. 



Encuentro u
n ancla en el damero, con su geometría de césped y de cemento. En este tiempo de andar por aquí fui sabiendo que sus cuadrados son un doble japonés del follaje de los pinos y de los claros en los que el cielo se recorta entre sus ramas. "Pas mundial" reaparece en mi cabeza con insistencia de palotes (/ / / /...)





Su insistencia me regresa a aquella extraña mañana en el campanario del jardín.

Y a aquel hombre que se acercó.

Y a esas letras en la campana del sueño.



Y basta. Quiero hacer pie en la siesta de estar despierto, que las cosas sean las cosas. Quietas y en su lugar. 

Hay momentos en que digo "mi pez" y eso, extrañamente, pierde todo significado.

Roberto se me está yendo entre los dedos.












(PARA LEER el capítulo 13, clic aquí)


Guillermo Cabado













Las dos primeras pinturas pertenecen, respectivamente al artista japonés Hasui Kawase, y al chino Fu-Baoshi.
La última es de autor anónimo, realizada con la técnica sumi-e ("sumi": tinta negra, y "e": pintura)

El fotograma de la niña y el pincel pertenece a la película de Peter Greenaway, "The pillow book" ("El libro de la almohada"), conocida en Argentina como "Escrito en el cuerpo".

El resto de las imágenes fueron extraídas de un interesante blog de arquitectura: http://moleskinearquitectonico.blogspot.com

El color shu del puente curvo, taiko bashi, es ése que se observa en una de las fotos. En la gama de nuestros occidentales rojos, es un color único, asociado a la divinidad.

Las películas referidas en el capítulo: "Sueños" de Akira Kurosawa y "Las hierbas salvajes" de Alain Resnais (además de la ya citada "Hiroshima mon amour" de este mismo director).



El libro al que se vuelve a aludir de Francois Cheng, maestro chino de Lacan, es "Vacío y plenitud" (el título original en francés agrega: "el lenguaje pictórico chino").

En los palotes hay una referencia implícita a la tercera y cuarta reunión del seminario de Lacan sobre la identificación
(aún no publicado por Paidós, hay versión establecida por Ricardo Rodríguez Ponte para circulación interna de la EFBA).
En la cuarta incluso, una frase medio perdida en el mar de palabras, merece destacarse en relación a este capítulo: 
"no es al otro que aquí nos referimos, sino a este más íntimo de nosotros mismos del que tratamos de hacer el anclaje (ancrage), la raíz, el fundamento de lo que somos como sujeto".
A la transcripción de este pasaje Lacan habría agregado con posterioridad una pequeña llamada en relación a "anclaje", con un juego de palabras que pone en perspectiva el lugar no explicitado de la tinta y la letra en lo que allí desarrollara: 
"el anclaje (l'ancrage), incluso el entintado (l'encrage)".
Un rato después iba a hacer circular entre los concurrentes una escritura china realizada con pincel por él mismo.




13 - Nozarashi


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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 13 *




Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte,
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)


CAPÍTULO 13

Encontré una mesa sobre el ventanal. En este punto la casa de té del jardín japonés es un refugio perfecto para intentar lo que busco: q
ue mi pez no se vuelva "mi pez"una borradura, una pura cicatriz en lo que digo. 



Si mi objetivo es dar con Roberto, necesito no perder el hilo. Retomo el libro de Francois Cheng que me regalara Celina. Voy directo a la página en la que escribí, justo antes de abandonar su lectura, la cita de Lacan. ¿Cómo iba yo a saber por entonces que le estaba dando letra para este juego de enigmas en el que me metió?. 

Repaso mi escritura en el margen del texto. Es la traducción de aquellos ideogramas que llevó Lacan a su clase del 6 de diciembre, durante su seminario sobre la identificación:

"la sombra de mi sombrero danza y tiembla sobre las flores del Hai Tang"


En el cuerpo impreso de la página está lo que se suele entender por escritura, un prejuicio que pocos discuten: conjunto de letras que transporta ideas. Letra servicial, sumisa. La esposa ideal que ciertas madres de lector desean para sus hijos. El psicoanálisis cuestiona esa idea sobre la escritura, sin embargo muchos psicoanalistas no quieren escucharlo. Se ahorran la pregunta de otro modo inevitable: ¿pero entonces qué es leer?. 

Como sea, gracias al texto de Cheng ahora mismo sé que los pintores calígrafos por ser expertos en letras resultan también expertos en trazos de pinturas con motivos vegetales. Qué loco imaginar que las formas caprichosas de estos juncos que crecen frente a la casa de té pudieran ser notas que me dejó alguien que me quiere bien: "basta de Celina, ¿qué pasa con tu trabajo". Me dijeron que si quiero tener más pacientes tendría que estudiar más, y luego presentarme en público y hacer saber lo que estudié y... Voy a pedir otro té. 


Cheng habla también habla de un asunto crucial para la pintura china, o "shuimohua": el pincelY de lo que representa la tinta para un chino: "aislada no es más que materia virtual a la que sólo el pincel puede dar vida, su íntima unión suele simbolizarse con la unión sexual".

Francois había publicado este libro dos años antes de la muerte de Lacan, pero no sé si ya tenían relación en la época en la que sucedió aquella clase del seminario. Lo imagino al doctor con un júbilo infantil haciendo circular entre su auditorio los ideogramas que había descolgado de su casa de campo, acompañándolos de las copias hechas por él mismo, una en caligrafía con pincel y la otra con un lápiz pluma o acaso simple bolígrafo. Les decía con gula: "sólo en China la caligrafía ha tomado un valor de obra de arte". 



Mientras daba a ver su pequeño tesoro le hizo a su auditorio una pregunta que a mí, lector, me colapsó el entendimiento. Tanto que por entonces abandoné mi lectura del seminario. Y sólo volví cuando empecé a cambiar mi manera de leer.












(Para leer el capítulo 14 clic aquí)

Guillermo Cabado



Las primera y última pintura evocan a Sei Shonagon, la autora que en el siglo X escribiera "El libro de la almohada" (枕草 子). La pintura restante pertenece al chino Shitao, citado en el libro "Vacío y plenitud" de Francois Cheng. Pintor también de referencia de Lacan a la hora de pensar la cuestión de la letra. 

Los fotogramas pertenecen a la película "The pillow book" ("El libro de la almohada", en Argentina: "Escrito en el cuerpo"), filmada por Peter Greenaway, en diálogo con la obra de Sei Shonagon.

Tal vez no esté de más consignar aquí que el juego entre la expresión "una cicatriz en lo que digo" y el primer fotograma, está evocando el problema del cuerpo cuando Lacan habla de "dit-mensión" ("dicho mansión"-"dicho-dimensión"'). ¿Cómo pensar un cuerpo que ya no sea el anatómico?. 


14 - Nozarashi
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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 14 *




Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte, 
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)



CAPÍTULO 14

¿Qué se habrán respondido los participantes del seminario, mientras se pasaban de mano en mano los dos ejemplares de la misma frase sobre el Hai Tang, cuando Lacan les preguntó por qué era posible afirmar que una de esas escrituras era lo mismo que la otra?. 

Por qué, si allí nadie sabía leer el significado de esos ideogramas. 

Por qué, si al comparar las dos escrituras, la realizada con lápiz pluma y la que un Lacan aprendiz ejecutara con pincel, se podía observar que entre ambas, a pesar de las apariencias, había tantas diferencias en el grosor del trazo, en la precisión, en la intensidad... 

¿Por qué?



Lacan rápidamente descartó la respuesta más obvia: "es que más allá de las diferencias inevitables ambas escrituras tienen rasgos esenciales en común". Entonces, ¿con qué otro argumento podríamos afirmar que son los mismos siete caracteres?...

Me distraigo. Es que se me acaba de pasar por la cabeza aquella campana del sueño y su "pas mundial". Lo curioso es que ahora recuerdo algo más: un niño, japonés pero de ojos tan redondos, se acercaba y señalando el enorme palo horizontal con el que se hace tañir a estas campanas, me decía en perfecto castellano: "¿cebás?".



¡Y cómo es el cuerpo!. En este revoltijo que me asalta el estómago y no me deja terminar mi té acaba de retornar un detalle tan incómodo de aquel hombre, aquel tipo que me abordara en la mañana en que yo estaba sacando fotos al pie del campanario... 

Yo debiera aprovechar mis vacaciones de docente para estar buscando trabajo. Hay algo de la casa de té del jardín japonés que me fascina. El problema es que acompañan las infusiones con unas masitas incomibles. 












(Para leer el capítulo 15 clic aquí)

Guillermo Cabado



Las imágenes y el video evocan la práctica del shodo, el arte de la caligrafía japonesa.
En el video, la performance pertenece a Kotaro Hachinohe.

La referencia a Lacan sigue siendo a la reunión del 6/12/61 en el marco de su seminario IX, "La identificación".