Saturday, March 21, 2015



11 - Nozarashi
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NOZARASHI
(INTEMPERIE)

* capítulo 11 *





Un juego de verano
en el jardín japonés.

(a Ricardo Rodríguez Ponte, 
de cuyo apasionado trabajo 
hallarán esquirlas desperdigadas 
a lo largo de estos breves capítulos)

(RESUMEN DE LO ANTERIOR: 
luego de recordar aquella separación momentánea
de Celina, él evoca la reconciliación,
la enigmática frase de su novia 
("ella pintaba en su lengua de peces y cerezos")
y el regalo que por entonces Celina le hiciera:
un libro de Francois Cheng,
maestro chino de Lacan.
Y un detalle que pasó a ser su nueva esperanza:
hasta ahora nunca lo había abierto)


CAPÍTULO 11


No había regresado al jardín japonés desde el domingo del kiyome. Aquella tarde filmaba la ceremonia de la purificación cuando un ave entró de repente en cuadro agitándose en el lago, más allá de la pila de los inciensos. 

A través de la lente le vi hundir su pico en el agua, arrancar un pez. Luego hacer pie en la que llaman la isla de los dioses y tesoros. Tensar el cuello hacia el cielo y engullirse a su víctima de escamas grises, tan diferentes al fuego rojizo de Roberto. 


Supongo que era una grulla. Me espanté de mi fascinación.




Esta mañana al despertar lo primero que vieron mis ojos fueron los dobleces en la hoja del libro de Francois Cheng que leía antes de quedarme dormido y que traje ahora a cuestas al jardín japonés.

Frente al espejo del baño reconocí en unas marcas en mi mejilla enrojecida las arrugas del papel. Me lavé los dientes para sacarme de la boca el regusto del sueño que empiezo a recordar. En él una campana, igual a la de este jardín, se mecía lenta. Tenía la misma frase grabada en el metal pero con un error ortográfico: "pas mundial".


(A propósito... no volví a cruzarme por aquí con aquel hombre del campanario). 


Anoche me sorprendió descubrir que no recordaba que en algún momento yo ya había empezado a leer ese libro que me regalara Celina. Y no sólo eso, sino que había rastros de mi puño y letra en el margen, justo en el punto en el que Cheng habla del valor del pincel en la pintura china: 



"la sombra de mi sombrero danza y tiembla sobre las flores del Hai tang".





Por esa huella reconstruyo, invento ahora mis pasos de entonces: me estaba refiriendo a la traducción de unos ideogramas que Lacan llevara a su seminario el 6 de diciembre de 1961. Seguramente al llegar a ese pasaje del libro habré abandonado a Cheng para irme a la edición del seminario. Aquel día de diciembre, por cierto, no fue una clase más en la enseñanza de Lacan.













(Para leer el capítulo 12, clic aquí)

Guillermo Cabado



Las obras pertenecen a Hasui Kawase, muerto en 1957.

El tema musical se titula "Flor del cerezo" y pertenece a Jia Peng Fang 


El libro al que se alude de Francois Cheng, maestro chino de Lacan, es "Vacío y plenitud".





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