24 - Nozarashi
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Un juego de verano
en el jardín japonés.
(a Ricardo Rodríguez Ponte,
de cuyo apasionado trabajo
hallarán esquirlas desperdigadas
a lo largo de estos breves capítulos)
en el jardín japonés.
(a Ricardo Rodríguez Ponte,
de cuyo apasionado trabajo
hallarán esquirlas desperdigadas
a lo largo de estos breves capítulos)
CAPÍTULO 24
No es habitual. Contar tamaña historia como la del proyecto Tanaka, y que el que te escucha sólo se ocupe de un sesgo en ese mar de palabras: "bueno, ¿y cuál es tu problema con esto?". Psicoanalizarse, definitivamente, es contra natura. Sobre todo si uno toma por natural que nuestros oyentes suelen atender el contenido de las historias y no el detalle. Por ejemplo, ¿qué hacemos contando lo que contamos?.
Para cuando pude volver a las palabras, respondí a borbotones:
- Es que me fascina la idea de participar de una movida así. ¡Va a ser la aparición inesperada de un...!. No sé vos, pero yo no tenía idea de que hubiese semejante trama detrás de "El imperio de los sentidos".
Sentí la presión de su silencio. No le había respondido a la cosa, pero estaba tan liviano que no me costó seguir hablando
- Lo que temo, estoy casi seguro de que va a ser así, es que cuando pasen los días me voy a estar agarrando la cabeza por haber puesto todos mis ahorros en este delirio.
También estoy casi seguro de que suspiró antes de cortar la sesión. Mientras bajaba las escaleras detrás de él, hice lo que nunca. Le hablé durante ese breve recorrido, lento recorrido, que tenemos cada vez hasta llegar a la puerta de calle:
- A veces tengo la impresión de que a vos las palabras no te importan gran cosa. ¿No?.
Siguió bajando sin alterar el ritmo. Cuatro o cinco escalones después me respondió:
- Decí mejor: "mis palabras"
Ahora, al escribirla, me doy cuenta de que la frase es ambigüa. Podría no tener ni dos puntos ni comillas. Por cierto, dijo algo más, casi de inmediato:
- "¿Cómo hago para que me quieras?"
Guillermo Cabado
La imagen inicial, así como el video final, pertenecen a la película "Cerezos en flor" de la alemana Doris Dörrie, en la que hallarán una breve aparición del bailarín de danza butoh Tadashi Endo, discípulo de Kazuo Ohno (a quien citáramos en en el capítulo anterior).
En "Aviso al lector japonés" Lacan apunta a la distancia entre palabas y pensamiento inconciente que se evidencia en la escritura de los dialectos del chino, como es el caso de la lengua japonesa.
Se trata del prefacio del 27/1/72 escrito por Lacan para la edición de sus "Escritos" traducidos al japonés. Hay versión traducida por Ricardo Rodríguez Ponte.
El resto de las imágenes son un diálogo casero (hecho con hilos de mi abuela),
con el siguiente pasaje de la reunión del 18/12/73 del seminario XXI de Lacan, "Los no incautos yerran":
"Les habrá parecido que he cantado loas al amor, sí... hay un anverso y verán cómo, si el amor realmente se convierte en el medio por el cual la muerte se une al goce, el hombre a la mujer, el ser al saber, si realmente se convierte en el medio, el amor ya no se define más que como fracaso. Porque sólo el medio verdaderamente puede desanudarlos uno del otro".
Donde el fracaso no es el del amor sino el de la borromeización, digamos: la subjetivización. Todo a causa del momento del trenzado de hilos en el que se decide el cierre, el empalme de los extremos. Si se lo hace al llegar sólo a tres cruces el sujeto "cae en el medio", cae enamorado. Hay nudo, pero no borromeo. Para el que esté interesado en seguir esta idea rumbo a otro modo de pensar el amor, sugiero visitar el excelente libro de Jean Allouch de reciente publicación:"El amor Lacan".
- Es que me fascina la idea de participar de una movida así. ¡Va a ser la aparición inesperada de un...!. No sé vos, pero yo no tenía idea de que hubiese semejante trama detrás de "El imperio de los sentidos".
- Lo que temo, estoy casi seguro de que va a ser así, es que cuando pasen los días me voy a estar agarrando la cabeza por haber puesto todos mis ahorros en este delirio.
También estoy casi seguro de que suspiró antes de cortar la sesión. Mientras bajaba las escaleras detrás de él, hice lo que nunca. Le hablé durante ese breve recorrido, lento recorrido, que tenemos cada vez hasta llegar a la puerta de calle:
- A veces tengo la impresión de que a vos las palabras no te importan gran cosa. ¿No?.
- Decí mejor: "mis palabras"
Ahora, al escribirla, me doy cuenta de que la frase es ambigüa. Podría no tener ni dos puntos ni comillas. Por cierto, dijo algo más, casi de inmediato:
- "¿Cómo hago para que me quieras?"
Definitivamente, ¡esas palabras llevaban comillas!. Al abrir la puerta remató:
- ... Y eso no se responde con la diferencia que hay entre palabras y pensamiento en la lengua japonesa.
A la mierda. De algo de eso hablaba Lacan en aquella clase que...
Me fui caminando lento. Traté de entender, de hacer empalmar sus palabras. Pero lo único que volvía una y otra vez era la suave marea de un sonido: "eso no se responde con".
Algunas cuadras después me di cuenta de que sentía el cuerpo distinto. Me sobrevino una imagen nítida, limpia: la instalación artística planeada por Utagawa. Y con ella el sentimiento de lo que es ajeno y no me toca. La orilla de enfrente de un cansado litoral.
Y acá,
más o menos por acá,
(un poquito aquí, pero como si estuviera allá)
un deseo nítido:
dar con Celina.
Los obstáculos que me lo venían impidiendo habían desaparecido. Magia contra natura. Estoy por agregar: "litoral que vira a literal", pero siento náuseas. Y desisto.
La imagen inicial, así como el video final, pertenecen a la película "Cerezos en flor" de la alemana Doris Dörrie, en la que hallarán una breve aparición del bailarín de danza butoh Tadashi Endo, discípulo de Kazuo Ohno (a quien citáramos en en el capítulo anterior).
En "Aviso al lector japonés" Lacan apunta a la distancia entre palabas y pensamiento inconciente que se evidencia en la escritura de los dialectos del chino, como es el caso de la lengua japonesa.
Se trata del prefacio del 27/1/72 escrito por Lacan para la edición de sus "Escritos" traducidos al japonés. Hay versión traducida por Ricardo Rodríguez Ponte.
con el siguiente pasaje de la reunión del 18/12/73 del seminario XXI de Lacan, "Los no incautos yerran":
"Les habrá parecido que he cantado loas al amor, sí... hay un anverso y verán cómo, si el amor realmente se convierte en el medio por el cual la muerte se une al goce, el hombre a la mujer, el ser al saber, si realmente se convierte en el medio, el amor ya no se define más que como fracaso. Porque sólo el medio verdaderamente puede desanudarlos uno del otro".
Donde el fracaso no es el del amor sino el de la borromeización, digamos: la subjetivización. Todo a causa del momento del trenzado de hilos en el que se decide el cierre, el empalme de los extremos. Si se lo hace al llegar sólo a tres cruces el sujeto "cae en el medio", cae enamorado. Hay nudo, pero no borromeo. Para el que esté interesado en seguir esta idea rumbo a otro modo de pensar el amor, sugiero visitar el excelente libro de Jean Allouch de reciente publicación:"El amor Lacan".
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