Thursday, August 06, 2015


LAC & POE 

(no se repiten ni historias ni roles familiares... se repite la imposibilidad de repetir)





De cara al encuentro del próximo sábado 8/8 en el taller "Lacan con cine" (será con"Como agua para chocolate", la película mexicana basada en el culebrón escrito por Laura Esquivel), resumamos lo planteado en los dos encuentros previos del taller sobre el análisis que Lacan realizara del cuento de Edgar Allan Poe, "La carta robada" para dejar la mesa servida para las codornices con pétalos de rosas de Tita y para la aplicación de la formalización que Lacan propusiera a partir de una tirada de monedas.

(Tita, la heroína del culebrón, ¿repite la historia familiar?) 

El protagonista del cuento de Poe es el detective Dupin (en él vemos todos los antecedentes del famoso Holmes creado por Doyle). La policía lo va a consultar apremiada porque no logra resolver un caso. Y no es para menos, pues quien espera la resolución no es otra que una persona de lo más encumbrada (si bien en el cuento no se la nombra jamás, todo el entramado lleva al oyente/lector a producir su nombre casi sin darse cuenta: es la reina).

Dupin escucha lo que la policía le relata al calor de una demanda no explicitada de entrada:"dígame Dupin qué pasa, porque no lo entiendo". Verán en esto la mesa ya servida para escuchar ciertos ecos de lo que puede ser una consulta a un "psicoXX" (reemplácese las"X"  por lo que se guste, total pa'l caso, por ahora, es lo mismo).

(Codornices con pétalos de rosas, la receta que Tita casi repite... Algunos dirán: "lo impidió un resto de sangre que estropeó todo", otros dirán "el resto de sangre nos indica que es imposible no estropear la repetición de una receta")


El caso es sencillo: la reina estaba leyendo una carta que a juzgar por su reacción cuando ingresa el rey ella no quiere que éste lea. Pero el rey no ingresa sólo, y aquí empieza el problema: con él está el ministro de la corte hablando de vaya a saber qué asunto de Estado. 

¿Cuál ha sido la reacción de la reina?: de un modo aparentemente distraído apoya la carta sobre una repisa, tan a la vista que a nadie se le ocurriría sospechar que pretende que su marido no la lea. Bueno, a nadie no: el ministro se da cuenta de la maniobra. Y no sólo eso sino que, como quien no quisiera la cosa, mantiene la conversación, se acerca a la repisa y toma la carta. Luego sigue hablando un rato más hasta que se manda a mudar con la carta, sin que la reina pueda decir nada a pesar de verlo todo (si abre la boca se delata ante su esposo). Cabe decir entonces que el "purloined letter" del título original del cuento de Poe, bien podría traducirse por nuestro argentinismo "carta pungueada" (al rey).

(ocasión para infliltrar aquí otro argentinismo: el trabajo de Cerati sobre Poe) (*)

Ahora bien, resulta que desde entonces la policía sabe fehacientemente dónde está la carta ocultada por el ministro (quien se supone que la posee para extorsionar a la reina, cosa que hasta ahora no ha hecho, pero...). La carta está en los aposentos de éste. La policía ha entrado varias veces cuando él se ausenta del lugar, pero no hay caso: no logran dar con el objeto (cualquier resonancia con "el objeto del deseo" no es puro capricho). Por cierto el ministro sabe muy bien que lo requisan, y sin embargo nada puede hacer, está atado de pies y manos. Pero mientras no la encuentren, él sigue teniendo el poder...

La policía está tan impotentizada que ha hecho un plano cuadriculado de los aposentos del ministro, al modo de los tableros del juego de la batalla naval, con tal de que no les quede ni un milímetro por revisar. Se han ajustado a él concienzudamente, todo chequeado, todo desarmado (¡hasta las patas de los muebles para ver si alguna de ellas no ha sido perforada para esconder allí a la carta!). A esta altura del partido se impone decirlo: así como para el lector inglés de Poe, también para los oyentes franceses de Lacan, cuando éste dice "carta" también se puede escuchar, por asonancia de la lengua "letra"Sin dudas se trata de una "carta/letra pungueada" ante las narices del rey, por quien lo menos que podemos hacer en tanto leales súbditos es callar lo que se evidencia: que está en pelotas, en el sentido argentino de "está desnudo" y "está en Babia" (1).  

Ahora bien: no será lo mismo encontrar una carta que una letra. Aunque ahora suene a un exabrupto tendremos que decir que una carta se puede encontrar en el espacio tridimensional. Pero la letra de la que hablamos sólo se lee en el espacio bidimensional... Esta torsión espacial es fundamental para entender el escrito de Lacan.


(uno bien podría preguntarse cómo es que Lacan pasa del cuento de Poe a este entramado de letras griegas...) 

¿A DÓNDE ESTÁS MIRANDO?... NO TE DISTRAIGAS...

Lo cierto es que para proceder así la policía tiene que proceder de una base que resulta común al tango y a los especialistas en salud mental: "si anduve tanto en amores, ¡qué me van a hablar de amor!" ("loco, ¡¿a mí me vas a enseñar sobre psicología de ladrones?!"). Digamos que la policía es una campeona en casuísitica. La misma que a un especialista psico le permite decir "éste es un cláśico histérico, ésta una típica obsesiva", etc..

Por cierto: Dupin ingresará al recinto en un momento en el que el ministro no se encuentra, va directo hacia el sitio donde la gente suele poner las cartas. Y... vaya sorpresa... ¡la carta robada estaba ahí, apenas disimulada!. Escondida y puesta a la vista.

Y aquí empieza lo jugoso del análisis de Lacan: Dupin ejercerá su "poder discrecional de oyente" (2) de un modo diferente al de la policía. Otra vez la mesa está servida para establecer una ratio, una razón (3): Dupin es a la policía, lo que la escucha psicoanalítica es a la escucha psicológica.


EL "MÉTODO" DUPIN

El detective explicará su intervención en el cuento. Pero podríamos decir que argumenta mal lo que hizo bien. Es que Dupin está convencido que su método no es otro que el de aquellos chicos expertos en el juego del "par o impar" (en la segunda entrega de este comentario explicitaré en qué consiste el juego). Sin embargo Lacan lee en Dupin un procedimiento diferente (aunque éste mismo no lo advierta). Vamos a resumirlo así (no son palabras de Lacan, pero quien lea el escrito en cuestión podrá verificar que en el resuena esta lógica);

el detective puesto ha encontrar la carta robada y escondida ha debido pensar en algún momento: "a ver, a ver... hay algo que se repite: alguien no ve. Al principio era el rey, ahora es la policía. Pero, ¡sorpresa!, hay algo más que se repite: alguien ve pero está atado de pies y manos para actuar (en la primera escena fue la reina, pero en la segunda es el ministro). Luego, ¿por qué no suponer que hay algo máś que se está repitiendo?: que la carta vuelva a estar, como en el momento en el que la tuvo la reina, OCULTA PUESTA A LA VISTA". Y efectivamente, así estaba sucediendo. De este modo, la posición de Dupin repite la que fuera la del ministro en el momento del robo: alguien que en posición tercera ve y opera. Un entramado que pareciera funcionar como un titiritero que maneja a los personajes que entran en la trama.


(con la película necesitaremos plantearnos si la repetición, a partir de Lacan, puede ser pensada a nivel de los hechos que se repiten o a nivel del modo en el que se los relata. Lo primero nos llevaría a la tridimensión, lo segundo a la bidimensión)

Vamos a decir que los curiosos lentes oscuros con los que Poe hace ingresar a Dupin al recinto del ministro al momento de recuperar la carta, con la lectura de Lacan son reemplazados por un escrito. Si Dupin encuentra la carta/letra no es porque ve con lentes que le evitan encandilarase por el iluminismo de la razón de los que se "la saben lunga". Si la encuentra es porque lee con un escrito. Y eso es lo que distingue a la posición del analista. ¿Cuál es el escrito?. El conformado por las siguientes letras:

"una mirada no ve" - "una mirada ve pero está atada de pies y manos" - "una mirada en posición tercera ve y opera" - "una carta/letra es oculta al ponerla a la vista"

(en este mapa es muy fácil leer "Eurasia", ¿pero qué sucede cuando las letras están esparcidas por todo el mapa en el que además hay una serie de nombres de ciudades, ríos y montañas?... Esta ocurrencia de Poe inserta en el cuento resulta un disparador para la lectura de Lacan)

Digo que esta escritura es análoga a la que resulta si hubiese escrito "m" - "j" - "x" - "y"

¿Por qué?...

Eso lo veremos en la segunda parte de este comentario, para cuando mostremos cómo Lacan, en una típica posición de oyente analítico, dice algo que proponemos parafrasearlo con esta fórmula (no la encontrarán así en su escrito, pero acaso acuerden que se desprende de su planteo): "de acuerdo, Dupin, vos decís "par o impar", muy bien, más allá de que eso sea parte de un argumento errado (análogo a cuando alguien afirma que es culpable de haber matado a su padre porque no fue la noche anterior a visitarlo al hospital) voy a tomar la materialidad de tu decir (como uno haría con el dicho del paciente: si dice "culpable" lo tomo... en tal caso pongo en duda que lo esté argumentando bien). En definitiva, tomaré ese "par o impar" a la letra. Para luego hacerlo resonar (resonar y no traducir) con otra expresión: "cara o ceca"". Diremos que ese "cara o ceca" en Lacan transliterará el "par o impar" que lee en el decir de Dupin.

"¡¿Qué lo qué???!", acaso esté diciendo ahora mismo el lector... Espérenme a la segunda parte para tratar de ubicarlo. Pues... si no me tienen paciencia....

CONTINUARÁ EN UNA SEGUNDA PARTE

Guillermo Cabado


(*) foto extraída del blog "elojoenlalengua.blogspot.com"

(1) Las razones por las que un grupo puede callar semejante verdad se las puede explorar, por ejemplo, en el cuento de Borges "Tema del traidor y del héroe". Pero eso es otra historia (traída aquí sólo para decir que hay mucho de Borges que hace resonar muy bien a los planteos de Lacan)

(2) Expresión utilizada por Lacan en su escrito "Variantes de la cura tipo"

(3) Éste, y no "racionalidad", es el sentido que resuena en el título de otro escrito de Lacan: "La instancia de la letra en el inconciente, o la razón desde Freud". Es decir que la "instancia (y también insistencia) de la letra" es lo que en Freud puede encontrarse como ratio.

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