Tuesday, August 11, 2015


EL "PSICOANÁLISIS" QUE INSULTA CON LA TEORÍA


  

Hace unos meses leía una breve crónica en la WEB de una psicoanalista que estaba paseando por las playas brasileras y confió la siguiente observación: "¡qué histéricas somos las argentinas!!. En cambio las brasileras son auténticas, se ponen la bikini aunque tengan panza y celulitis".

"¡HISTÉRICA!"

Sí, es cierto, eso también lo dice mi tía Eduvigies.
Para ella la gente es. Y como vive en Buenos Aires sabe que la gente cuando es, es histérica, obsesiva, fóbica, etcétera.

Pero también lo dicen una serie de psicoanalistas que miran fenómenos de la vida cotidiana, ponen el foco en tal o cual persona, se olvidan lo que quiere de decir la crítica de Lacan a la idea de "situación" (parte del largo título del seminario 8 de Lacan que habla de una cosita "menor": la transferencia), y "ahorrándose" la pregunta a ése que van a "estudiar", comienzan a explicar por qué la gente es. En definitiva ejercen lo que Lacan cuestiona con todas las letras en "Variantes de la cura tipo" .

Es muy impresionante el contraste entre todas las sesudas citas de Lacan que evocan y el conjunto de acciones "antilacanianas" que realizan mientras las dicen: escuchan a alguien decir algo y comprenden en eso el deseo inconciente, se olvidan de que el significante no tiene referente, confunden "mecanismos" con lectura en transferencia, transforman la ética del psicoanálisis en una moral sobre el bien-coger, el deseo se vuelve una épica, el acto un gesto de valentía, frases como "Sócrates sólo sabe alguna cosa y es sobre el amor" la vuelven "Sócrates sabe cómo manejarse con el Otro sexo". 


Se va armando un clima en el que la gente se dispone a usar terminología psicoanalítica para criticar cómo vive el vecino, cómo tal mujer, "histérica", le dijo que no a una invitación, cómo tal tipo arrugó, "obsesivo", cuando tenía que avanzarla... ¿Y por qué no habrían de hacerlo si hay practicantes del psicoanálisis que terminan usando los términos de la teoría al punto incluso del insulto solapado a alguien que ni siquiera les ha dirigido una demanda que en algún momento les abra un lugar de lectura posible? (lo que en mi barrio se llama: "¿qué te enganchás, si ni siquiera te preguntó la hora?").


"¡UF, QUÉ OBSESIVO!!!" (un breve relato a partir del film "Cerezos en flor")


¿Qué será de la clínica en transferencia?... la llamaban "psicoanálisis"

Rudi hace años que está casado con Trudi. Trudi tiene ganas de viajar, de bailar. Ella ama la danza butoh, lo invita a soltarse el pelo y subir a escena. Pero él la evita y la invita a no “alocarse”, mientras él sigue yendo de la casa al trabajo y del trabajo a casa. Ambos protagonizan el bellísimo film de Doris Dörrie, “Cerezos en flor”, y los espectadores posiblemente no necesiten más que unos minutos para pensar “uy, qué obsesivo del orto es este hombre. ¡Qué modo de evitar la vida!” (sí... si hasta los que putean contra el psicoanálisis saben que "los obsesivos tienen un temita con la analidad").


Pero algo sucede que quizás los lleve luego a revisar si podrían sostener que él es… O acaso sólo puedan entrever que a veces Rudi se posiciona de un modo y a veces de otro. No les voy a contar la película, inspirada a su vez en un film de Ozu, “Historias de Tokyo”. Sólo decirles que si pueden, no se la pierdan. E incluso, si gustan, podrán hacer un contrapunto con las reuniones tercera y cuarta del seminario VIII de Lacan, cuando habla del duelo. Pero lo que sí quisiera contarles es este breve relato, lo suficientemente cambiado como para hacer resonar algo de lo sucedido en un consultorio. Relato con el que cerré cierto encuentro en el que propuse tomar "Cerezos en flor" en relación al seminario de Lacan:
Una vez más terminaba de quejarse de ella. Otra vez las cuentas no cerraban y se quedaba sin el balance que lo dejara decidir: “¿qué hago?... no me puedo sacar de la cabeza que si tenemos tantos choques viéndonos salteado… si me voy a convivir con ella, en un mes nos masacramos”.

Ahora lo silencia la fatiga. Entonces su oyente de siempre, ése que no se preocupa en "curarlo" de su "modo de ser",  le dice:

"No es ése el punto, eh. Todo se reduce a saber si para vos vivir con una mujer es una posibilidad... o es algo inexorable… ¿Nos vemos la próxima?”

Como el agua que ya no puede enredarse en el aceite, ninguna de sus cavilaciones en los meses que siguieron lo pudieron engañar: vivir con ella era algo inexorable.

El resto fue enterarse de cuánto talento tendría en los grises cotidianos para arrancarle a ese inexorable, el mayor placer posible.

Es que el amor no sucede para la conveniencia del amante. Pero ése no es el punto cuando se trata de lo inevitable.

Guillermo Cabado

Dedicado a los psicoanalistas que recuerdan este pasaje de "Variantes de la cura tipo" de Lacan:


"En el camino de la verdadera humildad, no habrá que buscar lejos la ambigüedad insostenible que se propone al psicoanálisis; está al alcance de todos. Ella es la que se revela en la cuestión de lo que quiere decir hablar y cada uno la encuentra con sólo acoger un discurso.

Pues la locución misma en que la lengua recoge su intención más ingenua: la de entender lo que "quiere decir", dice suficientemente que no lo dice.
Pero lo que quiere decir ese "quiere decir" es también de doble sentido, y depende del oyente que sea el uno o el otro:
ya sea lo que el hablante quiere decirle por medio del discurso que le dirige,
o lo que ese discurso le enseña de la condición del hablante. Así, no sólo el sentido de ese discurso reside en el que lo escucha, sino que es de su acogida de la que depende quién lo dice (meto cuchara: o sea que es ese oyente que se pretende "psicoanalista" el que decidirá qué es "eso" que tiene adelante y llama "paciente"):
es, a saber, el sujeto al que concede acuerdo y fe,
 o ese otro que su discurso le entrega como constituido".(en este último caso el que ejerce el poder discrecional de oyente no va para el lado del psicoanálisis... ¡es que puede ahorrarse el preguntar, sorprenderse con las respuestas, verse modificado en su siguiente pregunta... ¡si al fin y al cabo alcanzaría con observar y registrar un discurso para decir qué es el paciente!)

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