- ¿De verdad no sabés nada de esas tallas que se inventaron tus viejos durante años?
- ¿Inventaron?. Basta con esta franela, pendejo. Basta. ¿Qué querés inventar vos de la historia de tus abuelos?. ¿Qué es toda esta épica por unas tallas de cuarta?. ¡En esa historia no había una sola foto que se prendiera fuego!. ¡Una, eh!.
Lo tenía. Gengis flaqueaba, usaba palabras que no salían de la boca del Contador Público del Imperio Mongol. Ahí mismo Hugo perdió la virginidad, por primera vez tuvo la experiencia de decir verdad sin ser capaz de entender sus resortes:
- ¡¿Una?!... ¡Sí, hay una historia!
- ¡Un rejunte de años vegetando! - respondió el Imperio
- ¡¿Y vos qué sabés?!
- ¡¿Y lo vas a saber vos?!...
No lo iba a saber ninguno de los dos. Después de las iras, Hugo obtuvo permiso de Dante para buscar en algunos lugares de la casa; tal vez estuviesen las tallas, algunas. Luego de un rato de hinchar el aire de los desvanes y armarios, volvió resignado al galpón. Intentó otra talla con la urgencia en el vientre. Pero no le fue mejor. De todos modos, a esa altura de enero ningún golpe de cincel aboliría la salida posterior a la calle, el cazar maderas labradas con el rabillo del ojo, el fotografiar, y el después. El después de la alquimia inentendible...
Pero esta vez Hugo no abandonó su talla en puertas ajenas: mientras los grillos chirriaban ahí afuera borrachos de resina del galpón, la rodeó lentamente como quien le pasa los ojos por la cintura. Imaginó hendirla por el contorno. Tomó la argallera. Empezó el surco,. Un diente entonces le mordió la palma de la mano. Se envolvió en un trapo. Salió furioso del galpón
***
No era un corte profundo pero la sangre seguía brotando de la mano que amasaba el llamador de la puerta. No necesitó esperar más que unos segundos infinitos. Primero se escucharon los pasos, después vio girar el picaporte. Al fin soltó las curvas de la aldaba de madera. Entonces vio aparecer a su tío y le dijo:
- No las vendas
Guillermo Cabado
(todas las fotos fueron tomadas entre Montevideo, principalmente, y Colonia)
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