El film "VENECIA ROJO SHOCKING": un tren fantasma en el parque de diversiones de Lacan
"Esto podría figurar un rudimento del recorrido subjetivo, mostrando que se funda en la actualidad que tiene en su presente el futuro anterior.
Que en el intervalo entre
ese pasado que es ya y lo que proyecta
se abra un agujero que constituye cierto caput mortuum del significante
(que aquí se basa en tres cuartos de las combinaciones posibles en las que tiene cómo colocarse),
es cosa que basta para suspenderlo a alguna ausencia,
para obligarle a repetir su contorno"
("El seminario sobre la carta robada", en pag 44 de "Escritos I" de Lacan. El subrayado y los saltos de renglón son injerencias de mi parte. Lo de "los tres cuartos de combinaciones" lo iremos viendo con el correr de los siguientes encuentros y con otras películas que nos permitan articular la formalización en juego en esa frase)
Le ahorro a parte de los lectores una posible búsqueda en Wikipedia (de aquí en más todos los subrayados también son injerencias de mi parte):
"Caput mortuum (plural: Capita mortua) es una expresión latina cuyo significado literal es "cabeza muerta" o "restos", usada en alquimia. También da nombre a un tipo de pigmento, conocido popularmente como púrpura cardenal." (agrego: o "rojo veneciano")
(diapositiva que sufre el efecto del contacto con un líquido derramado sobre ella. Clave de sol de todo el film "Venecia rojo shocking")
Sigue Wikipedia:
"En alquimia, la Caput mortuum (a veces denominado nigredo) hacía referencia a una sustancia de desecho derivada de un proceso químico (por ejemplo, la sublimación), que simbolizaba la ruina y la decadencia. (...) En ocasiones Caput mortuum también aludía al crocus metallorum, compuestos métalicos de color rojo oscuro como el crocus martis (sulfato ferroso) y el crocus veneris (óxido cuproso)."
(el vapor que se eleva pasa a ser co-protagonista en el final de "Venecia rojo shocking", y si no lo ligamos a la evaporación del estado líquido del agua de los canales venecianos, podría evocar a la sublimación... en el sentido químico y no freudiano)
El 10 de enero de 1912 Freud le escribía a Jung:
"si quiere usted saber lo que opino del trabajo que nos ofrece la señora Salomé (Lou Andreas), es lo siguiente: no debemos rechazarlo en prinicipio, siempre que se limite a la sublimación en el sentido psicoanalítico (sublimierung) y deje a la química la otra sublimación (sublimation)"
Otra vez Wikipedia:
"La sublimación (del latín sublimāre) es el proceso que consiste en el cambio de estado de sólido al estado gaseoso sin pasar por el estado líquido. Un ejemplo clásico de sustancia capaz de sublimarse a presión y temperatura ambiente es el hielo seco."
Sin embargo, a lo largo de los planteos psicoanalíticos posteriores, la concepción de "sublimación" quedó prendada de esa idea parásita proveniente del proceso químico: sublimar sería "elevarse", como el vapor en que se ha convertido el agua sólida. O como el que queriendo partirle un palo en la cabeza al vecino se "eleva" y en vez de esa descarga corporal funda una ONG para concientizar sobre lo nocivo de la violencia.Y en última instancia: como el cuerpo podría elevarse en espíritu... ¡Epa!, aquí tenemos otro eslabón que nos encaminará hacia la película del próximo sábado en "Lacan con cine"...
UN TALLER PARA TODO PÚBLICO QUE PROPONE HISTORIAS PARA... RAZONAR A LACAN
Este sábado 18/7 a las 18.30hs en el taller "Lacan con cine" nos serviremos de "Venecia rojo shocking" (título original: "Don't look now", traducible como "No mires ahora") para proponer el inicio de una serie de encuentros alrededor del modo en que Lacan concibe la repetición y las consecuencias en el modo de entender el psicoanálisis. Entre otras: ya no se tratará de remontarse al pasado vivido para exhumar aquello que nos condena a repetir siempre la misma historia...
En esas dos horas intentaremos entrecruzar escenas de la película en cuestión con el notable uso que hiciera Lacan del cuento de Poe "La carta robada". Y aunque parezca curioso nos serviremos de la alquimia. Y no sólo por ese enredo con el término"sublimación". También por esto que decía Lacan cuando abriera su seminario Xi, al calor, muy al calor, de los efectos provocados en él por la patada en el traste ("excomunión", la llamaría por entonces, con elegancia spinoziana) que le acababa de dar la IPA, vedándole la posibilidad de ser reconocido como "psicoanalista didacta":
"Entonces para autorizar al psicoanálisis a llamarse ciencia, exigiremos un poco más. Lo específico de una ciencia es tener un objeto (...) Pero hay que ser muy prudentes porque este objeto cambia, y de manera singular, en el curso de la evolución de una ciencia. No se puede decir que el objeto de la física moderna es el mismo ahora que en el momento de su nacimiento (...) Y el objeto de la química moderna, ¿es acaso el mismo que el del momento de su nacimiento, que sitúo en Lavoisier?.(...) Es evidente que no se puede hacer entrar a la experiencia mística en la ciencia"
(vidente ciega en "Venecia rojo shocking"...)
Pero hay una observación más en aquella reunión del 15/1/64:
"Esta definición de la ciencia a partir del campo que determina una praxis, ¿podría aplicarse a la alquimia para autorizarla a que sea una ciencia? (...) ¿Qué nos hace decir de inmediato que (...) la alquimia, a fin de cuentas, no es una ciencia?... En mi opinión hay algo que es decisivo: que la pureza de alma del operador era como tal, y explícitamente, un elemento esencial del asunto"
Y con esto de un plumazo, aún sin afirmar que el psicoanálisis sea una ciencia, afirma que para ésta hace falta que el científico no se ubique como alguien que detenta un "alma/psique pura".
Y entonces dispara su proyectil hacia los amigos de la IPA: "se sostendrá que quizás eso busca nuestro psicoanálisis didáctico". Esto es: habrá quien piense que el analista debe tener su alma/psique bien baldeada y limpia de "impurezas neuróticas" de modo de poder ser un oyente objetivo.
Tras lo cual agrega: "quizás yo también parezco decir lo mismo en mi enseñanza de estos últimos tiempos cuando apunto derechito (...) al punto central que pongo en tela de juicio:'¿cuál es el deseo del analista?".
Pues bien: preguntarse por el deseo del analista es exactamente lo contrario de proponer una psiquis pura para el analista.
Es por eso, y no por un asunto de "irracionales vs racionales", que el psicoanalista no es un alquimista. En otros términos no busca ninguna elevación. Pero por sobre todo: sabe que no hay objetividad en su trabajo, sino que resulta un resto que forma parte del cuadro.
Por esto mismo el "caput mortuum" debe incluirse en el concepto de inconciente (1).
Y eso está íntimamente ligado con esa endiablada lógica temporal que presenta el film con el que trabajaremos el sábado: la del futuro anterior (2). La de una causa que a su vez es efecto.
Iremos despacio.
Justo bordeando la resonancia que hay entre "Venecia rojo shocking" y el famoso sueño extraído de "Interpretación de los sueños" de Freud ("padre, ¿no ves que estoy ardiendo?"). (3)
QUEDAN INVITADOS PARA ESTE SÁBADO 11/7 a las 18.30hs
INFORMES:
cabado@hotmail.com
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FACEBOOK:
Guillermo Cabado
(1) Al lector inquieto le sugiero dirigirse a la página 133 del seminario XI de Lacan en la edición de Paidós. Llegará a una puertita del tren fantasma, inserta en la reunión del 15/4/64
(2) Mientras tanto los dejo con este fragmento del film, donde se puede observar el procedimiento fílmico de flashforward (lo inverso del más conocido "flashback"). Lamentablemente en youtube las voces están dobladas, no así en la versión original que veremos el sábado.
(3) A tal punto que bien podríamos decir que el abordaje de Lacan de dicho sueño, con el "knock" (y por qué no "shock") que implica, no podría titularse: "No mires ahora". Más bien habría que ponerle un título más largo:
"padre, ¿no ves que allí desde donde ves, no ves como debieras ver?... ¡porque no es viendo que verás!"... Bueno, tal vez "Venecia rojo shocking" no esté nada mal
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