Monday, December 21, 2009

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Cuento de navidad en blanco y negro

"MUDA"


Ladridos de perro. Faltan dos días para navidad y acostado en el diván no sabe qué decir. El filo de su zapato izquierdo corta el borde del diván en ángulo recto. 

A través del ventanal del consultorio, en el cuadrante zapato-diván se divisa la reja antigua de la calle de enfrente .

Persiste el perro invisible. 

Y entonces él dice que en estos tres años de análisis esa reja se le ha metido en los sueños.
La soñó con una cabeza perruna asomándose entre los barrotes antes de volverse ciervo. 
La vio bajo lluvia torrencial. 
La imaginó recortada por un cenital rojo, después sepia, y después sólo un punto de luz. 

(Siguen cayendo los ladridos desde el piso de arriba). 

Un mínimo punto como el que insistía en el televisor después de que su papá lo apagaba para mandarlo a dormir. Ahora dice que la angustia le está hundiendo el puño en el esternón.

Ya está otra vez en la imagen del ciervo. Recuerda un paseo inútil en el zoológico con su novia de entonces, Sandra. Se escucha nombrarla y la-puta-madre-otra-vez-hablando-de-lo-mismo- que-lo-trajo-a-análisis. Sigue atronando el perro que jamás ha visto en estos años de análisis. De la nada surge la voz de su analista: 

“¿En qué te detuviste?”. 

Hay en el zoológico, dice, una antigua jaula, pequeña, vacía. Recuerda allí a una mujer. Bella, andrajosa, extraña. Le llama la atención como suena “andrajosa” pero no se da cuenta de que le llama la atención y sigue diciendo. Agrega que esa mujer no hacía nada, tan sólo estar ahí:  

 "Ahora me viene a la mente aquella vendedora de flores, ciega, de la película de Chaplin ‘Luces de la ciudad'" . El péndulo de su lengua se acelera:

"No quiero reunirme con nadie esta navidad. Odio estar haciendo nada hasta las doce de la noche viendo las lamparitas del árbol rebotar en la pelada de mi tío. No quiero que me pregunten en qué estoy. ¿Viste la película que te digo?..."

¿Para qué carajo habla si ya sabe que el analista no le va a contestar?, sigue...

 "Esa escena final, ¡dios!... Carlitos acaba de salir de la cárcel. Andrajoso, con la única ropa de siempre. Y esa mirada como que se está por romper. El tipo había ido preso por tomar prestado dinero de un ricachón para dárselo a su vendedora de flores. Todo para que ella pudiera operarse los ojos. Ja, había leído en el diario que un médico en Viena curaba la ceguera. ¿Más o menos la peli debe ser de la época de Freud, no?..."

"Dale", le dice el analista. Sigue:

"Carlitos venía sosteniendo un malentendido desde el día en que la conoció: ella lo había tomado por rico y él no pude decirle que era un vagabundo. Como sea, Chaplín se las ingenia para conseguir el dinero y dárselo. Le dice que se está por ir de viaje de negocios, largo, pero que algún día volverá. Sabe la que le espera y así sucede: al salir de la casa de la chica lo atrapa la policía y va a parar a la cárcel. Pasa bastante tiempo en cana pero cuando logra salir en libertad, lo primero que hace es buscarla. El tipo está enamorado. Me parece que ella también. Es lógico: la chica nunca lo vio tal cual es..”. 

Silencio. Una especie de gruñido de su oyente hace que no se detenga:

 “Puta madre, ¿podría haber sido de otra forma con Sandra?...”. Ahora sí se calla pero el analista no lo suelta:

"¿En qué pensás?”


Sigue diciendo: la florista, cuando ciega, se sentaba a vender en un lugar con rejas tal como ése que está allí en la calle de enfrente. A ese lugar la fue a buscar Carlitos al salir en libertad. Pero ella ya no estaba.

“Un bajón. Carlitos vaga por la ciudad. Viste cómo camina Chaplín, ¡te mata!. De repente la ve, a través de una vidriera de una florería. Se da cuenta de que ella recuperó la vista, se supone que fue por el dinero que él le diera… La mina progresó, ahora tiene un negocio en avenida cara de Nueva York. ¡Tenés que ver esa película"”.

“¿A qué te referías con eso de que ‘podría haber sido de otra forma con Sandra’?”.

Otra vez se le agita la lengua, hace una lista de cosas que podría haber hecho diferente con aquella novia. Se detiene en una frase entre tantas: “no ser tan enojoso”. Otra vez silencio. Pero eso quedó resonando. Es un instante. Ahora se le impone decir:

“Cuando la florista lo ve a Carlitos, se ríe. No sé si es ternura, pena... Ella ni se imagina que ese tipo que está ahí afuera es su galán. Te das cuenta de que ella se lo quedó esperando todo este tiempo. Sale a la calle, medio que de caridad. Le extiende una flor y una moneda. El se quiere escapar. Ella lo retiene... Y al tocarle la mano, por el tacto, lo reconoce.

Entonces la chica le pregunta ‘¿sos vos?’.


El asiente con la cabeza. Y ahí viene un silencio. ¡Un silencio en una película muda!.

Carlitos le pregunta ‘¿ahora podés ver?’.

Y ella: ‘sí, ahora puedo ver’.

Entonces la cámara te muestra la mirada de Carlitos en primer plano. Está esperanzado. O no. No sé. Quizás tenga miedo: ¿cómo saber qué siente ella?. La película termina ahí. Con ese plano se va apagando la imagen".


Silencio.

El analista le pregunta “¿por qué te habías detenido cuando dijiste ‘enojoso’?” .

“No sé, algo...". 

Esta vez su oyente aguarda sin emitir señal. Sobreviene un sentimiento difuso: 

"A ver... no se trata de lo que hacía yo con Sandra, sino cómo...Desde dónde”

"¿Y desde dónde?"

"Como andrajoso"

Lo sorprende lo que suena. Ahí hay algo que se le escapa. Pero ahí hay algo: 

"Bien vestido, pero andrajoso… Sí.".

"Sí"

"...Sí"

"Por ahí entonces... ¿Nos vemos la próxima?".

El cuerpo mismo se encarga de levantarlo del diván. "Andrajoso". Ahí hay algo. No se entiende, pero ahí... donde suena. 

Se desvanece el cuadrante por donde cada sesión avista esa reja de días y días. Ya está de pie. Ya se va. 

Lo nuevo, a veces, no es más que un modo en el que cae la luz.



Guillermo Cabado

Aquí podrás ver aquella escena final de
"Luces de la ciudad":

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Friday, December 11, 2009



MORIS y HERZOG 
(DE POR QUÉ EL CONOCIMIENTO ES SIEMPRE PARANOICO)


"Vuelvo al bosque, estoy contento de verdad"
(Moris)


"El conocimiento es siempre paranoico". Vieja tesis de Lacan que lo llevó a dialogar con Dalí y que en "Agresividad en psicoanálisis" ejemplificó con el nfenómeno de la cinta cinematográfica trabándose en medio de la proyección.

Como sea,
lejos de patologizar el conocimiento,
su planteo instala una cuestión que una y otra vez conviene recordar:
conocemos con la convicción de que lo que nos rodea nos está dirigido,
hecho para que lo abordemos con nuestras entendederas
(y por lo tanto a la medida de ellas).

El conocimiento confía en que lo otro algo nos quiere decir.
Y que más tarde o más temprano eso será objetivable,
reductible a nuestra imagen y semejanza.
... (basta con mirarnos un rato en nuestra vida cotidiana
para encontrarnos con los enredos y el padecer que brotan de esa ilusión).

Así la enjundia del conocimiento se extiende a todo lo que nos rodea.
Tantos cuentos de infancia dan cuenta de eso:
los animales que nos hablan, los árboles que nos bailan.
Toda esa pastoral de Walt Disney que tanto me fascinó de niño y después.

Ayer me topé con este comentario del crítico Roger Koza acerca de "Grizzly man" de Herzog:

"Lo que me persigue es que en todas las caras de todos los osos que filmó Treadwell no veo ningún rastro de parentesco, ni entendimiento, ni piedad.
Sólo veo la abrumadora indiferencia de la Naturaleza".

Los invito a hallar en su texto completo (tan jugoso como rápido de leer) las resonancias con la tesis lacaniana...

Clic aquí

http://vos.lavoz.com.ar/content/un-animal-llamado-herzog-el-cine-la-tierra-y-nuestra-especie

Guillermo Cabado

NOTA: recomiendo con mucho placer la muestra de cine independiente que desde hace 6 años Roger Koza organiza a principios de enero en la bella La Cumbre, Córdoba. Para más información sobre la edición de este verano, pueden ingresar a su blog: http://ojosabiertos.wordpress.com/


(*) Para los lectores no argentinos: Moris es un cantautor que compusiera una canción emblemática, "El oso" (versionada entre otros por Fito Páez, años después).
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Sunday, August 16, 2009



Video de la presentación en las jornadas 2007 de "Canto Rodado"
de la Fundación Lacantonal


"¿Por qué un cuadro es la imitación de una imitación?"

(fragmento)


clic aquí



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Friday, August 14, 2009

Presentación de "NO PIERDAS DE VISTA EL CUADRO"


De la serie
"¡En el consultorio no!"
Mandamientos difundidos.
Sin debate concebidos.


Un hombre ingresa enfurecido al consultorio.


Alguien se le ha querido colar (1) en la fila.

Le dice al analista: "decí que soy educado, porque sino...".

El analista piensa: "típico neurótico obsesivo" 

(y uno podría preguntarse si cuando piensa así hay allí un analista....?)




¿Qué relación podría haber entre ese diálogo y este cuadro pintado por Holbein en la corte de Enrique VIII, hace cinco siglos atrás?.


Pronto
lo intentaré desplegar en
:

"NO PIERDAS DE VISTA EL CUADRO"

(de mi serie con videos
"¡En el consultorio no!
Mandamientos difundidos; sin debate concebidos"
)


Mientras tanto, sólo para entrar en clima de época,
los invito a ingresar a la corte de las famosas seis esposas y la ruptura con el catolicismo;
la misma en la que Holbein pintara el cuadro en cuestión, "Los embajadores".




Hasta el próximo contacto,
para entonces ya con el primer eslabón de esta serie de envíos
al calor de esa pintura de Holbein
y el por qué Lacan se metió con ella en sus seminarios VII y XI.



Guillermo Cabado

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(Hans Holbein, protagonizado por Peter Gaynor en "Los Tudor")


El trailer aquí incluido pertenece a la serie televisiva "Los Tudor". La frase final, de una de las esposas de turno de Enrique VIII: "si yo no pudiera complacer al Rey... ¿realmente me mataría?". Fuente: Youtube.


(1) En la Argentina, la expresión "colarse en la fila" alude al adelantamiento en el orden de espera para ser atendido, que alguien hace sin pedirle autorización a las personas que están aguardando desde antes que él.


"NO PIERDAS DE VISTA EL CUADRO" 
(primer capítulo)



"¿Qué clase de paciente tenés frente a vos?",  
"¿qué cuadro presenta?"... 
"¿cómo podés tratarlo si no lo sabés?".

Cuando un psicoanalista se hace estas preguntas... está afuera.

(este recorrido que aquí iniciamos hoy
 intentará decir por qué)

Está afuera del campo en donde sucede un psicoanálisis.

Si está afuera, también está afuera el consultante.
Aunque los dos estén adentro del consultorio conversando.

Es que todo lo que habrá allí serán temas 
que acaso pinten de cuerpo entero al paciente, a su familia, a su historia.

Pero no es poniéndose al servicio de eso que habrá un psicoanálisis.

Hace falta que suceda otra cosa mientras se habla de temas.




Y hace falta ponerse al servicio
de lo que sucede mientras se habla de temas
para poder a su vez servirse de ello en la cura.
(1)

Fue por todo esto que Lacan se metió con un cuadro del siglo XVI: "Los embajadores", de Hans Holbein, pintado en la corte de Enrique VIII.

¿Pero qué demonios podrá tener que ver ese cuadro con un tratamiento?

Paso a paso...

Les propongo hacernos acompañar por un tipo que sepa de pintura hasta la National Gallery de Londres (2).

Llamémoslo: 
"mire señor guía, licenciado, doctor, lo que sea... 

a mí me interesa una pintura en particular; 
necesito que me ayude a entenderla".



Hecho el llamado,
el guía (ya ha fijado sus honorarios) se dispone a hacernos pata en la aventura que le proponemos:
la del sujeto del conocimiento (3),
la de aquél que apuesta a encontrar 
el buen punto de vista desde donde 
poder entender lo que se necesita entender.

("lo que se necesita entender" es 
tan diverso e insólito 
como los nombres de lo que nos apremia:
ya el secreto de una pintura, 
ya el por qué me hago pis en la cama.
Ya el contexto histórico de tal cuadro, 
ya el trauma de mi pasado que habría de explicar (?) esta enuresis que me hace penar...)

Para el sujeto en cuestión
cuanto más hablamos y miramos y analizamos
más cerca estamos de la verdad.
Y en esa confianza busca satisfacer nuestro pedido:

"Aquí se trata de Holbein retratista de la corte de Enrique VIII, la misma de la serie de TV "Los Tudor".
Los retratados: dos embajadores franceses que intentarán convencer al rey de que no anule su matrimonio con Catalina de Aragón para evitar la ruptura con la iglesia católica...




... Sobre la mesa: símbolos del Quadrivium, el prestigioso conocimiento que los avala.
 Se trata de un óleo sobre tela,
 observen los elementos pintados,
 la perspectiva utilizada, la...)


Haremos aquí una pausa para no ponernos largueros.

Nuestra visita al cuadro continuará con la próxima entrega de esta suerte de folletín. 
Para entonces comenzaremos a entramar nuestra aventura de sujetos del conocimiento con lo que sucediera entre un hipotético paciente (4) y su psicoanalista, cuando aquél ingresara enfurecido al consultorio...

Los dejo vagando por Londres (biquerful!).


Guillermo Cabado


(La animación insertada en este blog es una compaginación mía hecha sobre la fuente de un video hallado en Youtube como "Art Presentation")


(reproducción en una calle de Londres, como parte de la publicidad del Museo)




(1) Para quien haya visitado el seminario VIII de Lacan esta fórmula de servir para servirse les resonará en la clase de apertura del mismo, cuando reúne a Freud con Sócrates.

(2) El cuadro en cuestión se encuentra en el 2do nivel, sala 4 de la National Gallery: clic aquí


(3) Para ir poniendo en perspectiva: se trata del sujeto cognoscente, el sujeto que Lacan contrapondrá al sujeto del significante en el seminario XI, cuando retome durante febrero y marzo de 1964 su diálogo con "Los embajadores", iniciado en su seminario VII. Las versiones de dicho seminario XI con las que cuento en castellano son la de Paidós (revisada por Diana Rabinovich) y una traducida por Oscar Masotta. Cuando surgen diferencias acudo, diccionario en mano, a las valiosas estenotipias de la página de la École Lacanienne: http://www.ecole-lacanienne.net/seminaireXI.php

(4) El relato que les compartiré sólo es posible tras una suficiente deformación de una situación de consultorio; deformación necesaria a efectos de hacerla pública.

2da entrega de "NO PIERDAS DE VISTA EL CUADRO"


"No pierdas de vista el cuadro"
(segunda parte)




Los planteos aquí realizados no son sin el diálogo mantenido
con algunos cuestionamientos que Lacan se hiciera
en sus seminarios
VII y XI.

En ese diálogo una y otra vez me pregunté:

¿qué lo llevó a buscar, y qué buscaba, en ese cuadro?.

Mi apuesta aquí es, otra vez,

seguir pensando al calor de los problemas cotidianos del consultorio (1).




Parados frente a "Los embajadores", en la National Gallery.
Ahí estábamos la última vez.

La mujer vestida de naranja (en la foto junto al cuadro) dice:
"parecen reales;
de no ser por las ropas, bien podrían ser unos de nosotros".

Entonces el guía aporta:
"Holbein tenía esa capacidad pictórica
que facilita
que a los ojos de alguien



un par de hombres pintados en una tela,
(un plano de dos dimensiones
)
se mimeticen con el medio ambiente

al punto de hacernos sentir
que entramos en
el mundo de los hechos,
(la tridimensión del
mundo de las cosas).


(clic en el video)
(Holbein pintando a Enrique VIII y Catalina de Aragón, según la serie de TV "Los Tudors")


El guía nos aporta sobre las técnicas de Holbein...



Nuestro ojo a su vez se posa en "Los embajadores":
a más información sobre el objeto en cuestión...


... mejor posicionados para entenderlo.

El órgano y el sujeto del conocimiento retozan felices (2).



Mientras tanto, imperceptible, nos sucede un clásico fenómeno ilusionista.

El mismo que acontece a cada rato en la vida cotidiana,
cuando alguien nos habla
y hablando nos pinta los hechos que le incumben...


Veamos:
¿qué está haciendo nuestro ojo frente al cuadro? (3)



Nuestro órgano hace foco.

Pero también atraviesa (4).

Ha atravesado, sin "darse cuenta", la superficie de la tela.

Acaso con el apetito abierto por la elocuencia de lo que ella muestra.
Pero, por sobre todo, encendido/enceguecido.

Encendido por esa cualidad del conocimiento que hace que yo crea que las cosas me.

Las cosas me están dirigidas.

Me están hechas a medida.

A la medida de mi capacidad de conocer.

Para el sujeto del conocimiento,
(cuando está "activado"....
tantas otras veces lo que le llega, simplemente le resulta indiferente)

las cosas son a sus entendederas,
lo que la uña a la carne
o el culo al calzón.

Y la representación de las cosas
una suerte de enlace neutro.
Servicial.



Se trata aquí, vía enlace o "link",

de una relación

punto a punto
. <-> .

entre a y b

a) las cosas
 <-> 

<->b) mi entendimiento (5)




Así sucede el pase de manos típico de los ilusionistas:

imperceptiblemente,
de la representación volamos al mundo de los hechos representados.


clic en el video (hay un par de fundidos a negro pero continúa)




Ilusionismo inadvertido de todos los días:

nos hemos metidos de lleno,
sin aviso previo,
en la tridimensión de los hechos que la pintura evoca.
(¡el problema, ya lo veremos, es cuando esto sucede en el consultorio!)

Pero ese pase mágico...

¿es mérito de la técnica del pintor y sus trucos de mímesis?


¿Acaso no me sucede lo mismo cuando un paciente,
sin técnica alguna y a veces hasta tartamudeando,
me cuenta/me pinta su pelea en la calle
y al escucharlo
yo me transporto al lugar de los hechos?.

En definitiva, ¡ojo!:¿cuál es el resorte que causa tal mímesis?
(6).

¿El dominio de una técnica para representar fielmente las cosas?...


(detalle del ala de una mariposa búho)

¿O un punto fascinante en lo dado a ver,
que nos encandila

al punto de hacer desaparecer ante nuestros ojos
que allí no se trata sino de representación?.

¿El resorte está en lo que se pinta o en qué se hace al pintar?.


¿Está en lo que se dice o en qué se hace al decir?.



Volveremos a dejar por un rato la National Gallery.

Ha sonado el timbre del consultorio.

Un hombre enfurecido espera que le abramos.

Hasta entonces.
Con lo que será la tercera parte de este recorrido.


Guillermo Cabado



(1) Para más datos sobre tal diálogo, mis notas en "Rastreo de cómo aparece el cuadro en las clases del seminario VII de Lacan" ver mi trabajo producido para la Fundación Lacantonal. En particular conviene no perder de vista en qué se interesa Lacan antes de empezar a hablar de "Los embajadores": el caso de una mujer con una curiosa relación con el pintar.

(2)
En este punto, dos precisiones:
1) no hay en este planteo ninguna propuesta de cómo se debe o no se debe mirar un cuadro.
2) el sujeto del conocimiento no es opuesto al "sujeto espontáneo" o al "sujeto contemplativo que se deja sentir por el objeto artístico". No se trata aquí del divulgado "inteligencia racional" vs "inteligencia emocional". El sujeto del conocimiento bien puede ser "el sujeto espontáneo que se-deja-fluir-e-inundar-por-el-objeto-artístico-contemplado". En otra ocasión acaso retome estos asuntos al calor de una deliciosa película con trampitas: "Amelie" (clic), esa chica Renoir.


(3) A esa suerte de parque de diversiones que resulta ser la siembra de pistas a través de libros, cuadros y poemas que hace Lacan en sus clases, convendrá agregar aún otra pista: "Entre Bataille y Lacan. Ensayo sobre el ojo, golosina caníbal" (clic) de José Assandri. Allí una serie de referencias de intertexto con el seminario XI de Lacan, no explicitadas en el mismo.

(4) Y cuando atraviesa seguramente ya no estamos en el campo del órgano de la visión, sino en una cuestión de rectas que se trazan imaginariamente en el espacio. Un campo en el que videntes y no videntes están incluidos. Me parece muy interesante desarrollar esta idea apenas esbozada aquí, haciendo un contrapunto entre la referencia a Diderot (clic) realizada por Lacan en las clases del 26/2 y del 4/3 del seminario XI y la película de Jocelyn Moorehouse, "La prueba" (clic). Puede que de ello nazca algún otro capítulo de esta serie.



(5) Aludo aquí al planteo lacaniano de la condición paranoica que siempre guarda el conocimiento (¡sin que en ello deba interpretarse que Lacan patologiza el conocimiento!).
Por lo demás, que las cosas estén hechas a mi medida incluye la idea de que muchas veces necesito previamente profundizar mi entendimiento para llegar a calzar bien con ellas. Como sea: para el sujeto del conocimiento, el buen acople siempre está
en el horizonte.

(6) En las clases del 19/2 y del 4/3 de su seminario XI Lacan se meterá con la cuestión del mimetismo. Allí hay una referencia al trabajo de Roger Caillois, no hay referencias a obras de George Bataille, cuyo trabajo se vinculara con el de aquél, como "Historia del ojo" (clic) o "Lágrimas de Eros" (clic).



Los videos aquí incluidos:

* fragmento del 8vo capítulo de la primera temporada de "Los Tudors" (producción Peace Arch Entertainment)

* el video "3D": autoría de Martin Jones; fuente: Youtube



Las fotos además de las vinculadas a "Los embajadores"):

* fotograma del video citado de "Los Tudors"

* fragmento del famoso fotograma de "Un perro andaluz" de Buñuel (película de guión compartido con el mismo Dalí del
método paranoico crítico con el que dialogara Lacan en los tiempos en que recién se asomaba a Freud);

* ocelo en el ala de una "mariposa búho"

Thursday, August 13, 2009

3ra entrega de NO PIERDAS DE VISTA EL CUADRO;


Serie con animaciones y videos
"¡EN EL CONSULTORIO NO!"
Mandamientos difundidos,
sin debate concebidos.


- 5 -



"No pierdas de vista el cuadro"(tercera parte)



¿Por qué se metió Lacan con el cuadro "Los embajadores"?
Sostengo esa pregunta y este juego.

(El cuerpo principal de este post ha sido escrito
con la expectativa de que quien lo lea
no requiera de conocimientos previos sobre psicoanálisis para abordarlos.
Las llamadas a pie de texto,
son pequeñas puertas entreabiertas).




Es momento de trazar un puente
entre la pintura de Holbein en la National Galleryy algo que sucede en el consultorio:


(Hans Holbein, según la serie "Los Tudors")


Llega un paciente, enfurecido.
Hace un rato no más, un hombre se le ha querido adelantar en una fila de trámites.

Como puede, el paciente le pinta (1) el hecho al analista:
"el tipo me hizo ver como un estúpido".


Remata:
"decí que soy educado, porque sino..."
.


El analista piensa:
"típico neurótico obsesivo".

Enseguida registra que éste no es sólo un pensamiento, sino que algo está haciendo con él. El paciente sigue hablando.

.
Pausa.
En este artificio que les convido, vale apretar pausa.

Vale también meterse con las cosas que a veces nos suceden cuando escuchamos a alguien que nos cuenta su padecer.

Foco entonces en el detalle de ese pensamiento del analista.



Por cierto, la frase del paciente
(del estilo
"haría tal cosa... pero no")
y otros elementos previos
le indican que
el modo de hacer de este hombre con su deseo
responde a lo que algunos llaman

"un cuadro de neurosis obsesiva".




Así las cosas, estamos en el terreno del llamado "ojo clínico"...

El ojo clínico siempre tiene su guía
en cierto modo del saber
y en la experiencia previa.

A través de ellos hace casuística:

el paciente que tiene frente a sí

puesto en relación
con
otros casos ya conocidos.

Resuena aquí el mandamiento
(¿quién no se las ve con ellos?):

"No pierdas de vista el cuadro y sabrás de qué curar al paciente"





El ojo clínico
realiza, con sofisticación,
esto que el ojo de cualquier persona tiende a hacer
cuando intenta captar algo que podría no entender:


(clic en este video)
(retratos pintados por Hans Holbein, el joven)


Hacer (el paciente) o ver (el "terapeuta") un cuadro clínico
guarda relación con
hacer o ver una pintura desde cierta posición.
La posición de "tengamos el arte en paz"
(2).
Así:


los temas pintados podrán ser muy inquietantes,

o conmovedores,pero siempre
artista y
espectador saldrán enteros.


Enteros:
el pintor no habrá mostrado más que lo que buscó mostrar (3);
el espectador no habrá sido tomado de ningún otro modo que como espectador.

Pero, además, entre ambos sostienen una relación punto a punto:

. <-> .

así como el ojo del espectador irá al punto que el artista busca expresar...



(foto del video incluido en la entrega anterior: la visión de Holbein de los modelos que está pintando) (4)


... el ojo clínico irá al punto en el que "se expresa" el inconciente.


Como sea, los ojos del conocimiento se sostienen en la convicción de que, más tarde o más temprano, puede ser eliminada la posibilidad de engañarse con lo que se tiene enfrente:

confíanza en el entendimiento

y no en las meras apariencias.




No por nada el saber popular ha acuñado este doblete:

"las apariencias engañan"
+
"lo esencial es invisible a los ojos"

Es la óptica más pregnante (5),
a la que tendemos cotidianamente
y en la que habitamos videntes y no videntes.


Sucede que estamos hablando de
un campo de la visión,

de lo escópico,
donde lo que está en juego,
a pesar de lo que solemos creer,
no es la función anatómica de la visión

sino los rectos hilos que podemos tender
entreel objeto a comprender
y
nuestro entendimiento.

. <-> .

Aquí un ejemplo de esa óptica punto a punto;
el niño ciego tendiendo hilos entre su entendimiento y su madre dormida
(escena de la película australiana "La prueba") (6):







En nuestra próxima entrega veremos el notable desenlace de esta escena.
.
Pero antes de cerrar este capítulo
necesito soltar el "botón de pausa" que apretáramos en nuestro artificio.
Y volver al consultorio:
..
el analista acaba de pensar: "típico neurótico obsesivo";
pero,
mientras el paciente sigue hablando,
registra que aquello
no es sólo un pensamiento.
Es un pensamiento con el que hace algo:

"me protejo...
como si levantara un vidrio blindado entre él y yo".


¿Pero de qué se protege?




Intuye:
de algo que le causa lo que está dici
endo el paciente...

¿Pero qué de lo que ese hombre está diciendo lo toca?.
.
Al borde de esta pregunta se dividen una y otra vez las aguas de la teoría del psicoanálisis.
.
Arrastrados por el vaivén de las palabras entre paciente y analista,
hacia allí nos dirigiremos en el próximo capítulo.


Continuará...



Guillermo Cabado




Fuente de los videos:

* animación de cuadros de Hans Holbien: fuente youtube

* escena de la película "La prueba", de Jocelyn Moorehouse (Australia, 1990)



(1)
Cuando digo "le pinta" estoy proponiendo precisar y poner en relación un modo en que el paciente le dice al otro con lo que a Lacan le interesa de lo que el pintor tiende a buscar en el espectador: "el pintor (con excepción del pintor expresionista) le da su pitanza al ojo, pero invita a quien está ante el cuadro a deponer su mirada, como se deponen las armas. Éste es el efecto pacificador, apolíneo de la pintura. Se le da algo al ojo, no a la mirada". Con nuestro avance ya veremos surgir en qué la mirada se diferencia del ojo, el ojo en "su carácter de órgano, tal como surge en el diván" (ambas citas provienen de su clase del 4/3/64 del Sem XI, pag. 108 y 109 de Paidós)

(2) Esto que aquí propongo dialoga con lo que Lacan desliza respecto de cierta posición femenina, que suelo poner a jugar con la película "Amelie": "el mundo es omnivoyeur pero no es exhibicionista, no provoca nuestra mirada" (clase del 19/2, Sem XI, pag 83 de Paidós).

Por lo demás "el tengamos el arte en paz" es una expresión con la que pretendo nombrar a vuelo de pájaro algo que los artistas vienen cuestionando desde hace tiempo, aunque sacando diversas consecuencias de tal cuestionamiento. En relación a eso alguna vez me propuse jugar con una obra de Carlos Trilnick que a mi juicio ubica el punto donde la vertiente del "arte interactivo" suele naufragar en tal intento de cuestionamiento: clic aquí.

(3) Remito a las observaciones que Lacan hace sobre la transferencia en su seminario X, en la clase del 30/1/63, incluyendo aquella frase de su paciente "si yo estuviera segura de que fuera únicamente transferencia" y la función de ese "no más que" (pag 13 texto establecido para circulación interna de la EFBA por Ricardo Rodríguez Ponte)

(4) Esta cuadriculación del espacio, está presente tanto en el portillo de Durero(clic) al que alude Lacan en sus clases sobre la esquizia del ojo y la mirada en el seminario XI, como en aquellos planos que hacía la policía sobre la habitación del ministro ladrón, en el cuento de Poe, "La carta robada" y respecto del cual Lacan construyera su famoso escrito "El seminario sobre la carta robada".

(5) Es lo que en el seminario XI Lacan llama "la óptica geometral".

(6) Hilos que subsanan lo que los hilos de luz no pueden imprimir en su órgano visual. Los ecos del estadio del espejo creo que resuenan allí.
Es muy interesante la función que en el film de Moorehouse aquí citado, tiene la cámara fotográfica: pone en tensión qué es lo que está en juego en la "óptica geometral": ¿un asunto de anatomía o de una relación con el Otro?. Respecto de la óptica punto a punto, se impone presentar aquí una portada del libro de Diderot, "Carta sobre los ciegos para uso de los que ven", que cita Lacan en las clases del 26/2 y 4/3 de su seminario XI:


Por último, a quien le interese dialogar con los planteos de Lacan en las cuatro clases dictadas entre febrero y marzo de 1964 sobre el ojo y la mirada, sugiero este interesante artículo de Daniel Giovannangeli respecto de la dióptrica de Descartes y "El ojo y el espíritu" de Merleau Ponty: http://www.upv.es/laboluz/rev/rev-3/descart.htm